Vuelta a las andadas, bajos las estrellas

Se puede decir que de vuelta a las andadas, después de unos meses cerrado por vacaciones, no, no es que sea millonario y tenga 6 meses anuales de vacaciones, simplemente es que estaba en Standby, tiempo que he aprovechado para dedicarmelo a mi mismo (si, la voz de mi conciencia me llama egoísta...) y a perfeccionar un tanto mi técnica fotográfica, algo que por cierto empezaba a ser algo apremiante.

Lo dicho, vuelvo a estar aquí. La imagen que acompaña a la entrada es, por si alguien no lo ha percibido, el cielo estrellado, girando circularmente alrededor de la estrella Polar (Estrella del Norte). Dicho efecto, dicho sea de paso, no se trata de un tratamiento con ninguna aplicación de edición fotográfica tipo Photoshop©, sinó que es efecto de rotación del planeta tierra, y al estar la estrella Polar alineada con el eje de giro del planeta, es la única que permanece siempre en el mismo lugar (al menos para nosotros y nuestra percepción).

Esto me ha hecho pensar, si, lo reconozco, he pasado largos ratos sentado delante del ordenador con única misión admirar la belleza de ese cielo estrellado, en la nimiedad de lo que somos. A pesar de la percepción que podemos tener de movimiento de las estrellas, resulta que no son ellas las que se mueven a un ritmo así de acelerado (la fotografía esta tomada en un tiempo de apertura de 10 minutos), sinó que es la tierra, como he explicado anteriormente la que gira y crea ese efecto. Resulta inquietante pensar que nosotros podamos ver gran parte de nuestra galaxia (y de otras) y no llegar a la conclusión que haya alguien en alguna otra galaxia, utilizando una tecnología o conocimiento mucho mas avanzado al nuestro, capaz de vernos desde arriba, como si de un poderoso y lejano Google Earth vigilante en tiempo real se tratara. 

En ocasiones la capacidad de comprensión y de imaginación del ser humano chocan de improviso contra una gran pared de hormigón invisible nada mas arrancar, pero que vamos a hacerle, es cosa de la naturaleza humana actuar y vivir con la presunción de que somos el escalafón mas alto en la cadena trofica no solo del planeta, sinó de todo el universo. 

Como reflexión final, desear que algún día, aunque nuestra generación no lo viva, la especie humana sea capaz de reaccionar y cambiar hacia la sostenibilidad, no solo económica, sinó ecológica, porque ya sabemos lo que conlleva estirar la economía hasta los limites de esta, y no empezamos ni a adivinar a que nos llevará creernos dueños y señores del mundo que nos rodea, porque del "cambio climático" estamos empezando a conocer sus primeros compases.