Porque en esta vida, hay cosas que se pueden decir más alto, pero no más claro.
martes, 22 de diciembre de 2009
Un nuevo amanecer
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Ra, dios del Sol
Se puede decir de Ra, que es uno de los ídolos mas antiguos adorados por el hombre, y no es de extrañar, el sol no es un invento humano, sino que estaba ahí arriba mucho antes que nosotros aquí abajo. Dicho Dios simboliza el poder del Sol, omnipresente, por lo que en la tradición egipcia era el mas alto dios en el escalafón divino.
Dice la tradición que en su honor, al astro rey que nos alumbra y hace germinar nuestros cultivos, los egipcios construyeron las pirámides como monumentos funerarios a sus mas altos cargos, los faraones, una manera de interconectarlos en la otra vida con el principal de sus dioses.
Hoy, escribo por el simple gusto de la fotografía, la simbólica pirámide del museo de Louvre (1989 Paris, Francia), con el sol en la cúspide, como si de la magnifica pirámide de Giza se tratara, son su vértice de oro refulgente en el extremo mas alto.
Simplemente ver para admirar.
martes, 1 de diciembre de 2009
Piedras
Se puede decir de las piedras que es la materia prima del mundo, las piedras sustentan los cimientos del mundo exterior que conocemos, así como sirve para darle forma y color a nuestro antojo. Los maestros canteros son los encargados desde la antigüedad de extraerla de su hábitat natural, tallarla y darle forma, pero no son esas las piedras que me interesan hoy. Hay muchas piedras que viven en la superficie del mundo desde hace miles, millones de años, las piedras que ilustran la entrada podrían ser buena muestra de ello. Es muy probable, que estas ocho piedras rueden por el mundo desde antes que la raza humana existiera, tal vez estén ahí desde el principio de los tiempos (al menos para la tierra), el denominado Big Bang. Corrientes, vientos y mareas pueden haberlas transportado y llevado, de un lado a otro, hasta posarlas al fin sobre la oscura piedra volcánica frente al mar, donde quizás una mano humana, ajena a la historia de sus años, las colocara en posición, como si de un vigía se tratara, haciendo guardia ante el horizonte del fiero mar.
Es esta la historia de unas piedras cualquiera, historia compartida por muchas de las que pisamos día a día, y que son testigo del devenir de los tiempos, ajenas a todo, sin sentimientos; es ahí donde reside la clave de la vida, toda vida tiene un principio y un fin, pero por muchos años que rueden las piedras, y por muchas vidas que vean ir y venir, seguirán siendo piedras.